jueves, 21 de febrero de 2008

No hay que esconder la alegría...

Ayer 20 de febrero, en el plano futbolístico mundial, se volvió a ver uno de las demostraciones de juego en conjunto e individualidades más gratificante de los últimos tiempos en Europa. Habló del partido realizado por el FC Barcelona ante el Celtic escocés por la ronda de octavos de final de la Liga de Campeones.
No hablaré como ferviente aficionado al equipo catalán sino como un aprendiz de analista y periodista deportivo. Se presentaba como una llave cerrada y condicionada a la proposición de juego por parte del equipo español debido a la enorme calidad de su plantilla pero, los factores en contra también jugaban. La gente alentando (cabe recordar la extrema pasión que sienten los aficionados de las Islas Británicas por sus escuadras y Escocia no es la excepción), el juego tosudo por parte del Celtic y el mediocre rendimiento del Barcelona en los últimos tiempos.
Los dos equipos venían con buen ánimo después de derrotar a sus rivales en sus respectivas ligas y querían demostarlo en su primer desafío continental del año. Había suposiciones alrededor del juego, una era el esquema defensivo y "golpeador" que podría presentar el equipo escocés y la propuesta ofensiva de los "blaugranas" y así se desarrolló el encuentro.
El fútbol como la vida tiene sus momentos injustos y si no, revisen este partido. El Barça atacó de manera frontal el arco local y la buena actuación del arquero Boruc (polaco defendiendo los colores albiverdes) frenó en primera instancia los ataques visitantes. Pasando el primer cuarto de hora del juego, una jugada intrascendente, un centro por banda izquierda buscando la cabeza de Venegoor of Heselink, centro delantero del Celtic y uno de los jugadores más altos del mundo, terminó dentro de la portería de Víctor Valdés.
La reacción no se hizo esperar y dos minutos después, Messi realizó una pared precisa con Deco culminándola en el empate a 1. Los mejor del partido estaba por venir. Las estrellas estaban dando uno de sus mejores juegos Ronaldinho, Deco y Messi cumplían con las dificultades del juego pero Henry no aparecía.
De pronto, un lanzamiento de falta mal cobrado por Ronaldinho propició otro centro cuyo destino fue el mismo, remate de cabeza de un jugador escocés y al fondo de la red, era el 2-1 y así terminaba el primero tiempo.
El segundo tiempo comenzó con la misma tónica, el Barcelona atacando pero esta vez con más paciencia. Y no tardó mucho para dar el primer golpe anímico del encuentro, a los diez minutos de haber arrancado la segunda mitad, Ronaldinho robó un balón en el terreno local y se lo cedió a Henry quien, recordando sus mejores épocas en el Arsenal inglés, definió con un tiro colocado evitando la llegada del portero Boruc y era el 2-2. El festejo del francés hizo pensar la carga de enojo acumulada hasta el momento del gol (calló a todo el estadio colocando su dedo en sus labios).
A Fran Rijkaard le salía todo bien y sus cambios no podían ser la excepción. Al minuto 75 entró el camerunés Samuel Eto`o por Ronaldinho dándole más bríos al ataque catalán. Si notan la falta de menciones sobre el equipo esocés es porque su rendimiento bajó notablemente llegando al grado de no aparecer en el juego y otorgándole el control sobre éste al equipo visitante.
Otra vez Messi encontró un centro de Eto`o en el área grande y capitalizó con pierna iziquiera el 3-2 y el KO para los esococeses en su cancha. En Barcelona y en muchas partes del mundo le llamaron el Jogo Bonito al estilo de juego catalán y pareció ser una muestra de su regreso a esta tendencia lo cual nos agrada mucho a los que queremos y respetamos este deporte.

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